
Modalidades de escolarización- TGC
La escolarización de este alumnado debe seguir los principios de normalización e inclusión.
En algunos casos es conveniente la modalidad de aula ordinaria con apoyos en períodos variables, en la que el alumnado es atendido en periodos variable en el aula de apoyo a la integración para recibir apoyo en las áreas instrumentales.
Sólo en los casos más graves, casi siempre cuando el trastorno de comportamiento está asociado a algún trastorno mental, puede estar indicada la escolarización en aulas o centros específicos.
Resultaría eficaz considerar que los casos de alumnado con TGC son una realidad que requiere una respuesta adaptativa del entorno escolar y que puede ayudarnos a instaurar actuaciones más adaptadas a las necesidades de la comunidad educativa actual









Alumnado mediador: la participación del alumnado con TGC en los Equipos de
Mediación, puede producir el aprendizaje de ciertas habilidades muy deficitarias en ellos o ellas. La mediación puede ofrecer experiencias de aprendizaje de habilidades sociales y emocionales para este alumnado, tanto como objeto como sujeto de la misma. Escucha activa, habilidades de resolución de conflictos, empatía..
Es importante señalar que el alumnado con problemas de conducta deberían ser sancionado de forma razonable y proporcional por cuestiones como: no traer el material, negarse a realizar los trabajos o interrumpir el desarrollo de las clases.
Con estos alumnos y alumnas cuya tendencia es sentirse excluidos y dónde el resentimiento y el bajo autoconcepto ya los apartan “per se” de sus compañeros y compañeras, deberemos esforzarnos en aplicar “medidas de acceso” que los vinculen afectivamente a su grupo-clase.
Las Aulas de Convivencia: pueden ser utilizadas para ayudar a reflexionar sobre las conductas menos adaptativas y su consecuencias.
Para este grupo de alumnos y alumnas con déficit en las estrategias de control, exceso de impulsividad, y problemas en las habilidades sociales pueden ser un lugar de reflexión y entrenamiento.
Para el alumnado con problemas de conducta, ser el protagonista o responsable de actuaciones supone la oportunidad de captar la atención y en ocasiones de gozar de una mayor libertad de movimientos en la clase. Muchos alumnos y alumnas con Trastorno Negativista Desafiante responden de forma excelente si se responsabilizan de una labor en exclusiva. Estas tareas aumentan su autoestima y nos dan la opción de reforzarlos positivamente por su buena conducta.
la familia
La familia juega un papel muy importante tanto en el origen como en el mantenimiento de los Trastornos del
Comportamiento, y será por tanto uno de los elementos básicos a tener en cuenta tanto en la evaluación de estos trastornos, como en su respuesta educativa.
Es importante señalar que los trastornos de conducta no pueden atribuirse simplemente a pautas de crianza inadecuadas.
Según el modelo etiológico de Russell Barkley (2004), son las pautas de crianza inadecuadas como:
-
Uso inconsistente e impredecible de las
normas.
-
Refuerzo positivo, a menudo involuntario,
de las conductas inadecuadas o
desafiantes, que pueden servir para
mantenerlas e incrementarlas en futuras
interacciones. Es el caso de las familias
que atienden los deseos, demandas o
exigencias de los hijos o hijas para evitar
un enfrentamiento con ellos, o para que
dejen de “montar el espectáculo” en una
tienda, restaurante u otro lugar público.
-
No reforzar ni atender positivamente las
conductas adecuadas, e incluso, criticarlas
irónica o sarcásticamente cuando las
realiza: “mira, hoy ha recogido el cuarto
el señorito”.
-
Una pauta constante de interacción
agresiva entre padres o madres y sus
hijos o hijas, puede convertirse en una escalada simétrica, es decir, ir aumentandoen intensidad progresivamente.Esto ocurre cuando el niño o ñiña o adolescenteante un estímulo aversivo (queprovoca molestias) o agresivo, emiteuna repuesta más agresiva que terminacon dicho estímulo agresivo o aversivo.Es un refuerzo negativo (conducta queconsigue eliminar un estímulo negativoo “castigo”).
Enfrentamientos intensos
y emocionalmente cargados, pueden
desembocar en ocasiones en agresiones
o abusos físicos hacia el menor por parte
del padre o la madre, o en violencia
de los hijos o hijas hacia padres.
-
Falta de supervisión de las conductas de
los hijos e hijas, sobre todo las que se
desarrollan fuera de casa, que les lleva
a veces a desconocer lo que hacen. Así
puede ocurrir, que a los padres y madres
de los hijos o hilas con problemas de
conducta, al resultar agotados, resentidos
o impotentes ante dichos problemas
eviten relacionarse con ellos o ellas
para tener menos enfrentamientos, y
acaben inhibiéndose de la educación de
sus propios hijos o hijas, pasando menos
tiempo con ellos, incluso menos tiempo
de ocio y de actividades recreativas
-
También ocurre simplemente que algunos padres o madres no han invertido tiempo en ejercer su papel de padres o madres, posiblemente porque fueron padres o madres a una edad más temprana de lo normal, por su inmadurez social, exceso de trabajo, o por padecer trastornos psicológicos o psiquiátricos.
Podemos concluir que el asesoramiento a las familias desde la escuela, tanto individualmente como colectivamente a través de instrumentos como la Escuela de Madres y Padres, Jornadas formativas, colaboración con otras instituciones que estén desarrollando programas o actuaciones con familias, se torna esencial, sobre todo para la prevención de los trastornos del comportamiento, y también para dar una respuesta educativa global una vez que han aparecido.
Pautas para los padres
-
Aceptar a los hijos e hijas tal como son,
con sus cualidades y limitaciones, sin
generar expectativas poco ajustadas.
• Prestar atención cuando presente conductas
adecuadas y reforzarle de forma
proporcionada , sin exceso, manifestando
nuestro reconocimiento, mediante
un abrazo, un elogio, muestras de agrado,
evitando por lo general incentivos
materiales. Emplear una hoja de registro
positiva para anotar sus progresos.
• Centrarse en las conductas y no utilizar
características personales cuando nos

dirijamos a nuestro hijo o hija, evitando comentarios negativos y explicándoles la conducta deseable que esperamos.
• Incrementar su autoconfianza y autoestima reconociéndole los progresos y el esfuerzo.
• Ayudarles a reconocer e interpretar los sentimientos y comportamientos de los demás y los suyos propios.
• Establecer normas claras, expresadas en términos positivos, es decir, el comportamiento adaptativo deseado, así como consecuencias consensuadas y aceptadas.
-
Mostrarse firme en el cumplimiento de las reglas, evitando las amenazas.