
Hábitos Saludables
Salud
La educación para la salud pretende la adquisición de valores, normas y actitudes que de una manera implícita estén presentes y conformen el microclima escolar. Sin embargo, esta tarea no es sólo objeto de la enseñanza, sino que también se desarrolla en las familias.
A continuación os dejamos un enlace de un vocabulario para trabajar los hábitos de salud:
Higiene
La higiene tiene como objetivo proteger el cuerpo de agentes tóxicos o infecciosos y así ayudar al bienestar del niño. Las normas de higiene en educación infantil han de ser matizadas de una forma especial en función de la edad del niño y sus necesidades de desarrollo y educción.
Los hábitos que tenemos que enseñar a los niños en esta edad son:
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Cepillarse los dientes.
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Lavarse las manos.
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Dejar limpio el baño despues de utilizarlo.
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Vestirse solo.
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Control de esfinteres.
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Sonarse la nariz, toser y estornudar adecuadamente.
Algunos de los recursos que podemos utilizar para trabajar la higiene con los niños son:
Carlita la niña que no se queria bañar. Pincha AQUÍ
Juego
El juego infantil es una necesidad básica para un buen desarrollo de la inteligencia y tambien para el equilibrio físico eocional acorde a su edad. El juego infantil es básico que no sólo nuestros pequeños lo realicen en la escuela, con la ayuda de la maestra/o con sus compañeros/as, sino que también es impresncindible que lo realicen en casa en colaboración de sus familias.
Pinchando en el siguiente ENLACE se ven algunos de los recursos, que se pueden utilizar en el juego con niños/as de educación infantil.
Actividad física
Ha venido fijando que el objetivo general para la educación infantil es "estimular el desarrollo de todas las capacidades, físicas, afectivas, intelectuales, sociales y morales", podremos comprobar que lo que se enseña y como se enseña a través de la motricidad, en su forma sistemática la educación física en la educación infantil, contribuye ampliamente a lograr dicho objetivo. En los planteamientos de la administración educativa para la etapa de educación infantil no existe un área de educación física, aunque sí se recogen contenidos y criterios de evaluación del desarrollo de la motricidad. Esto es debido a que las áreas de experiencia en las que se estructura la educación infantil se conciben como un criterio de globalidad y de mutua dependencia. En efecto, en las nuevas leyes educativas el énfasis recae en las competencias, que asumen el rol del protagonista en el marco curricular, con la nueva configuración normativa, como expresa el profesor Pérez Pueyo (2007: 84): "cada una de las áreas debe contribuir al desarrollo de diferentes competencias y, a su vez, cada una de las competencias básicas se alcanzará como consecuencia del trabajo en varias áreas o materias".
Tras la denominación del término "psicomotricidad" se acogen multitud de concepciones, que muchas veces no son más que distintas matizaciones teóricas sobre un mismo compromiso central. Como señala Pastor Pradillo (1994), es muy frecuente encontrarnos con cuerpos de doctrina semejante bajo denominaciones muy variadas que sustituyen el término de educación física por: educación psicomotriz, psicomotricidad educativa, educación psicomotora, motricidad, educación vivenciada, expresión dinámica, expresión corporal, educación motriz, motricidad relacional, psicocinética o educación por el movimiento, educación física de base, etc. Junto a esta renovación se revisan los objetivos, los recursos y, como consecuencia, la praxis pedagógica y los procedimientos de intervención.
LA ACTIVIDAD FÍSICA COMO HERRAMIENTA DE PROMOCIÓN DE LA SALUD
Cada vez hay más pruebas científicas que indican que los riesgos de padecer enfermedades crónicas comienzan en el periodo fetal y continúan hasta la tercera edad. Por lo tanto, todas las edades nos ofrecen oportunidades de prevención y control. La enfermedad cardiovascular, que es la primera causa de muerte y discapacidad en Europa y por supuesto en España, afecta a las personas mayores y, también, a personas de mediana edad. Los factores que más influyen en su aparición son: el tabaco, los malos hábitos alimenticios, la falta de ejercicio físico y el colesterol elevado. La obesidad es un problema creciente que favorece la aparición o complicación de muchas de las enfermedades degenerativas, que son la principal causa de muerte en las sociedades desarrolladas. El aumento de la prevalencia de obesidad infantil se ha relacionado con el incremento de sedentarismo. Un niño activo, tiene más posibilidades de ser un adulto activo del mañana (Serra 2004) La prevalencia española de sobrepeso en la población de 2 a 24 años es de 26,3% y la de obesidad, en el mismo intervalo de edad, es de 13,9% (Serra 2001). En el Informe de Salud Europea del año 2002 de la OMS los españoles, al igual que los portugueses, son los que se encuentran en peor situación entre los europeos en la realización de actividad física recomendada por esta organización como beneficiosa para la salud, es decir, se realiza menos de 3,5 horas/ semana por los adultos.
Está demostrado la alta probabilidad de que un niño obeso sea en el futuro un adulto obeso. Los entornos domésticos y escolares que promueven la alimentación saludable y la actividad física para los niños se considera que son importantes para crear métodos saludables para prevenir la obesidad.
Los beneficios reconocidos de la actividad física en la infancia y adolescencia son (Actividad Física y Salud 1999):
• La reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, tensión arterial alta y diabetes.
• Ayuda a controlar el sobrepeso y la obesidad. En esta etapa el control de la obesidad es muy importante para prevenirla en la edad adulta.
• Mayor mineralización de los huesos y disminución del riesgo de padecer osteoporosis en la vida adulta.
• Mejora la maduración del sistema nervioso motor y aumento de las destrezas motrices.
• Mejora el estado de ánimo, aumenta la autoestima y proporciona bienestar psicológico
. • Aumenta la autonomía y la integración social, beneficios estos, especialmente importantes en el caso de discapacitación física y psíquica.
• Mejora el rendimiento escolar y la sociabilidad. Muchos de los hábitos que se aprenden en la infancia, tienden a consolidarse en la adolescencia y pueden llegar a convertirse en rutinas en la edad adulta. Además conviene recordar que la actividad física, la dieta sana, la higiene y el sueño regular constituyen los cimientos para llegar a la vida adulta sanos y poder disfrutar de una vida plena.


El Sueño infantil
El sueño infantil cumple una función reguladora y reparadora en el organismo, organizan los visto y aprendido, y maduran física y psíquicamente. También es importante para el control de la energía y la temperatura corporal.
Es muy importante que se respete el ritmo del sueño infantil para favorecer el descanso de los más pequeños. El sueño en los niños y en los bebés, como en los adultos, tiene diferentes fases y etapas, que van variando con la edad. Es importante establecer unas rutinas en el horario, ambiente (tranquilo, confortable y temperatura agradable (17-20ºC)), ropa adecuad, etc. El comportamiento de los niños puede reflejar directamente la calidad de su sueño. Por eso, unos necesitan dormir más que otros, aunque tengan la misma edad.
¿CUÁNTO DEBE DORMIR UN NIÑO?
Se debe mantener una rutina de actividades antes del sueño: el baño, la cena, el cuento, la música (relajante) y ¡a dormir! Es un ritual que ayudará mucho a que los pequeños entiendan que el acto de dormir es una actividad y una necesidad más.
De los tres a los seis años. A los 3 años, los niños suelen dormir una siesta de una hora, y por la noche necesitan de 10 a 12 horas de sueño para sentirse descansados. A partir de los cuatro años, muchos ya dejan de dormir la siesta. Depende mucho del carácter y de las necesidades de cada niño.
Para la siesta, la habitación no debe estar totalmente oscura. Deja que pase algo de luz a su interior. Así, el niño sabrá diferenciar la siesta del sueño nocturno.
HORAS DE SUEÑO DE LOS NIÑOS Y BEBÉS
- Los niños, a los 2 añitos de vida, duermen entre 12 y 13 horas, con una hora de siesta.
- Los niños, a los 3 años de vida, necesitan dormir de 10 a 12 horas diarias.
- Los niños de 5 a 7 años de edad, necesitarán entre 9 y 10 horas diarias de sueño.
LA CALIDAD DEL SUEÑO DEL NIÑO
Para saber si el niño duerme lo necesario, los padres deben prestar atención a la calidad de su sueño y a los síntomas que puede presentar durante el día. Síntomas:
- El niño se levanta con dolor de cabeza.
- Le cuesta mucho despertar y quiere seguir durmiendo.
- Le cuesta demasiado despejarse.
- Presenta somnolencia diurna.
-Se queda dormido en clases o durante trayectos cortos en el coche, etc.
- Presenta problemas de atención y de conducta en la escuela.
Si los niños presentan estos síntomas y además se muestran más nerviosos e irritados de lo normal, quiere decir que su sueño es insuficiente o que padecen de algún trastorno del sueño.
CÓMO AYUDAR AL NIÑO A DORMIR SOLO Y A LA MISMA HORA
1. Establecer una rutina de sueño que incluya un período de tranquilidad antes de la hora de dormir.
2. Evitar o reducir al mínimo el acceso a la televisión o a los videojuegos antes de dormir.
3. Establecer un horario para dormir todos los días, que ayudará al niño a mantener una rutina.
4. Dormir con un peluche o juguete de apego.
5. Controla que la temperatura en la habitación sea agradable y que la ropa sea cómoda.
6. Deja una luz encendida, la puerta entreabierta o un vaso de agua al lado de la cama.
7. Evitar dormirse con el niño. Le hará más difícil acostumbrarse a dormir solo.
8. No acudir cada vez que el niño llama o se queja. Debes estar atento siempre y acudir solo cuando exista algún signo de problemas reales como las pesadillas, el sonambulismo, etc.
Alimentación
Los escolares tienen que comer de todo, pues cuanta mayor variedad de alimentos exista en su dieta, mayor es la posibilidad de que sea equilibrada y contenga los nutrientes que necesitan. Comer sólo lo que nos gusta es una mala práctica nutricional. Los alimentos deben distribuirse a lo largo del día para que el cuerpo tenga los nutrientes necesarios, en función de sus exigencias. Hay que variar las formas de preparación de los alimentos utilizando distintos procedimientos culinarios: asados, hervidos, a la plancha, guisados, y no abusar de los fritos. Estimular el consumo de alimentos crudos (ensaladas, gazpacho, sopas frías…). En el plan de comidas de un escolar debe haber una presencia de alimentos ricos en proteínas de origen animal: lácteos, carnes, huevos y pescados, en equilibrio con alimentos de origen vegetal: cereales, legumbres, verduras y frutas. Los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, legumbres) son imprescindibles por su aporte de energía y deben formar parte de las dietas habituales de los escolares. Introducen variedad gastronómica y son esenciales en una buena nutrición. Las frutas y ensaladas deben ser habituales y abundantes en la alimentación de los escolares. El agua es la mejor bebida. Las comidas deben acompañarse siempre de agua. En la edad escolar las bebidas alcohólicas, incluso las de baja graduación, no deben consumirse nunca. El consumo de dulces, refrescos y “snacks” debe ser moderado, pues, si bien no existen buenos ni malos alimentos, la moderación en la comida debe ser la norma. Controlar el exceso de grasas, azúcar y sal.
La dieta mediterránea es el mejor ejemplo de alimentación saludable. En nuestro país su puesta en práctica es fácil porque se dispone de todos los alimentos que la componen y que son, además, de la máxima calidad: aceite de oliva, pescado, legumbres, cereales, pan, frutas, verduras, yogur, frutos secos. Sus distintas combinaciones dan lugar a numerosas recetas de alto valor gastronómico y nutritivo. Hay que enseñar a los escolares a disfrutar de las ventajas de la dieta mediterránea y a comprar y cocinar. La práctica del ejercicio físico, complementada con una alimentación saludable, es esencial para prevenir la enfermedad y promover la salud. El niño debe acostumbrarse a realizar actividades físicas y a reducir el ocio sedentario evitando el exceso de horas de televisión y videojuegos. El papel de los padres en la formación de los hábitos alimentarios de sus hijos y de un estilo de vida saludable es esencial. Deben estimularlos a comer de todo y a valorar los alimentos y platos y recetas como un tesoro cultural. Comer es una necesidad y un placer. La comida debe aportar las cantidades en energía y nutrientes que el organismo necesita, pero también el bienestar psicosocial que supone un plato gastronómicamente bien preparado, consumido en un lugar agradable y en buena compañía. El abuso de la comida rápida nunca es aconsejable, pues contribuye a la formación de malos hábitos alimentarios y a la obesidad infantil.
• Educar a “comer de todo”.
• Atender las necesidades de energía, por tratarse de un periodo importante de la vida para el normal crecimiento y desarrollo, y de gran actividad física.
• Cuidar el aporte de proteínas de muy buena calidad (carnes, pescados, huevos, lácteos), pues las necesidades son, proporcionalmente, mayores que las de la población adulta.
• Iniciar en el hábito de un desayuno completo.
• Evitar el abuso de dulces, “chucherías” y refrescos.
• Dedicar el tiempo necesario para que el niño aprenda a comer disfrutando. Los alimentos no deben ser percibidos por él como un premio o un castigo.
