
Trastornos graves de conducta
Se considera que un alumno o alumna presenta
Necesidades Educativas Especiales por «Trastornos
Graves de Conducta» cuando manifiesta alteraciones
mentales graves, producidas por enfermedades
mentales como psicosis y esquizofrenia.
Las alteraciones emocionales consideradas son
las producidas por la presencia de trastornos
derivados de graves problemas de ansiedad y
afectivos, como la depresión o las fobias entre otras.
Su conducta manifiesta un patrón persistente de
inadaptación que es más frecuente y grave que
el observado en escolares de su edad, ocurriendo
los episodios con continuidad y duración en el tiempo.
La gravedad se constata por la repetición, intensidad
y tiempo de duración de cada manifestación.
Estos síntomas deben estar presentes tanto en el
ámbito escolar como familiar, con limitaciones
importantes en su aprendizaje escolar y ser
resistentes a una intervención no especializada
en trastornos de conducta y alteraciones emocionales.
Es la gravedad, la intensidad, la frecuencia y el patrón
de conducta que aparece como negativa, desafiante,
disruptiva, destructiva o agresiva, lo que servirá para
distinguir, asi como el deterioro de las relaciones
escolares y sociales que este patrón de conductas
acaba produciendo.
¿Qué son los TGC?
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Clasificación en el contexto educativo, distinguimos tres bloques:
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Trastornos por déficit de Atención y Comportamiento Perturbador: son los considerados como tal por la clasificación internacional de Trastornos mentales
-
DSM- IV-TR:
- Trastorno Negativista Desafiante.
- Trastorno Disocial.
- Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
-
Alteraciones conductuales secundarias a otros trastornos mentales.
-
Patrones conductuales que pueden confundirse con los Trastornos Graves de Conducta.
Cuando los problemas de conducta son extremos, no remiten en el curso del desarrollo, afectan al funcionamiento diario del individuo y tienen consecuencias importantes para las personas que les rodean (la familia, profesorado o compañeros y compañeras) y requerirán de atención especializada.
La edad de comienzo del trastorno en los varones está en el intervalo de 8 a 10 años. En las chicas, el inicio se concentra entre los 14 y 16 años.
En otras ocasiones existe una manifestación emocional y conductual exagerada y reactiva a una situación estresante identificable que pueden alterar las relaciones sociales y el rendimiento académico.
Respuesta educativa
Para estudiar la respuesta educativa al alumnado con trastornos graves de conducta hemos de considerar las siguientes circunstancias para adecuar e individualizar la respuesta al caso concreto que lo requiere:
-
Nivel educativo en el que se encuentra escolarizado el alumno/a.
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Organización del contexto educativo.
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Recursos personales y materiales disponibles: la dotación que posea un centro y los recursos que administra, van a condicionar la elaboración del Plan de Actuación Individualizado. Es fundamental investigar sobre el profesorado que trabaja con este alumnado, su disponibilidad horaria y priorizar la atención del alumnado con TGC. . Debemos tener claro que el alumnado con TGC entra a formar parte del grupo de necesidades educativas especiales (NEE) conforme al actual marco normativo. En ocasiones, es necesario subrayar esta idea puesto que algunos alumnos y alumnas TGC no presentan desfase curricular ni dificultades de aprendizaje.
Es necesario conocer que servicios y proyectos se desarrollan en el centro, pues en ocasiones, es posible que estas personas puedan integrarse en algunos de dichas iniciativas. Proyectos de compensación educativa, de bibliotecas, de acompañamiento, interculturalidad, diversificación curricular, Programas de Cualificación Profesional Inicial (P.C.P.I)
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Recursos útiles y necesarios para todo el alumnado que sufre TGC:
Profesorado de pedagogía terapéutica.
Profesorado de apoyo curricular.
Aulas de convivencia.
Segundos tutores/tutoras.
Monitores/monitoras.
Educadores/educadoras sociales.
Orientadores/orientadoras.
Profesorado o personal que trabajen enel centro en el plan de apertura o acompañamiento.



Proceso de actuación
Observar si presentan comportamientos inadecuados indicados en los signos de alerta y se producen con mayor frecuencia, duración e intensidad que en el resto de la población de su misma edad.
Verificar que se producen en al menos en dos ambientes o contextos (en casa, en el colegio, con los compañeros...), que se mantengan más de seis meses y que puedan generar un deterioro de las relaciones personales, del proceso educativo y del entorno social.
Demandar la actuación del orientador u orientadora del Equipo de Orientación Educativa (E.O.E.) o del Departamento de Orientación del Instituto (D.O) para que realice la evaluación psicopedagógica e identifique sus necesidades educativas.
Se explicará al centro y especialmente al equipo educativo que necesidades se aprecian en el alumno o alumna y se organizarán todas las medidas a aplicar, que deberán reflejarse en el plan de actuación individualizado.
